Grupo de Maestrantes

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Maestrantes, Cohorte 2014 II

jueves, 28 de mayo de 2015

Amar y educar, en tiempos de poca cordura.

Amar y educar, en tiempos de poca cordura.
Por: Prof. Nazareth J Pérez B.
Participante de la maestría en ciencias de la educación - UNESR
“La obra maestra de una buena educación es formar un hombre racional”
Rousseau.


        El término “educar” posee dos inclinaciones etimológicas latinas, una es derivada de Educare que significa: criar; cuidar, alimentar y formar o instruir, que está relacionada con ducere que significa: sacar, conducir, y en la voz pasiva significa crecer. La palabra Educere que significa sacar o extraer, avanzar, elevar. Entonces educar es “extraer de lo interno del humano lo más valioso y mostrárselo para conducirlo hacia una actividad de servicio para crecer”. Entonces un educador puede ser un pedagogo; pero no siempre un pedagogo puede ser un educador. Si un educador extrae lo mejor de las personas para un beneficio de éstas y los demás ¿por qué no se realizan esto en la educación? ¿Por qué en la pedagogía este concepto se limita a instruir solamente? ¿Por qué no se conoce el interior del niño para educarlo? ¿Para qué reducirse sólo a aleccionar para lo externo?

       `La retención de datos y memorización de conceptos sólo es parte de la educación, si el aprendizaje de un niño sólo se queda en esto, En el cómo y el qué hacer,  no se conecta en el para qué hacer, se puede caer en el error de deformar la visión del pequeño con relación a él y su entorno, Esta educación de instrucción  le debilitará su núcleo de identidad personal porque le dedicará más tiempo para conocer lo externo que lo interno. Un individuo que “no es” vive un vacío existencial inmutable, coexiste con la constante separación del sentido de vida, jamás se vuelve a reunir con ella, no llega a la revelación interna.
       Por consiguiente, el educador tiene el compromiso de una vida en sus manos, mejor dicho en su pensamiento y palabras. Si los valores del educador están fortalecidos sobre la empatía, el valor, el amor y la confianza, el niño se desarrollará de una forma más comunicativa y comprensiva; pero si estos están edificados en la frustración y el resentimiento creará un Frankenstein que agregado se saldrá de control y atacará a él mismo y a los demás.
         Sugiero, transmitir  a los estudiantes a discernir entre amor y prejuicio, el amor es libertad un todo con todos, no es la áspera cadena que aprisiona a otro a un sólo ser, es la confirmación del soy para que seamos. Sólo un individuo que se conoce se ama porque ama a los demás. La persona que ama se conoce cuando su palabra se convierte en un acto de desapego generoso que no conserva el egoísmo disminuido de lo externo, cuando se ha incluido dentro del universo como parte de un todo. El amor es discernimiento, comprensión, inclusión a un todo y de un todo, ratificación de nosotros mismos, razón, reencuentro con nuestra interioridad,
MAYO, 2015
Referencia Bibliográfica
Fernando Savater: El arte de vivir. Arias, Juan. Planeta. México. 1996.

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